Los que me conocéis un poco sabéis que con este blog no aspiro más que a combinar tres de mis aficiones: escribir, la crianza y mi vena internetera.
Escribir. Siempre me ha gustado, aunque nunca lo he hecho de forma tan expuesta como esta (bueno sí, cuando con 14 años mandaba cartas al director a la revista Don Balón, lo leía más gente que este blog… creo). Antes me limitaba a llenar pequeños diarios de florecitas, cuadernos sin más ahora.
Crianza. Mi relativamente reciente estrenada maternidad, me ha lanzado a un apasionante mundo de la crianza con apego, que sinceramente antes desconocía, o directamente no me había planteado.
Internetera. El término no me gusta. Lo escribo en tono cariñoso. Pero esa vena, ya no tiene remedio después de más de 10 años trabajando en y para internet, esta red que me sigue sorprendiendo cada día.
Bueno, la cuestión es que la semana pasada, en mi timeline de Twitter vi este tweet:
@amormaternal: Esto es atroz, dodot hace recomendaciones acerca de cómo pegar a niños de 12-36meses!!http://bit.ly/hnDMXs
Tras leer el artículo, no dudé en retuitearlo de la siguiente forma:
No doy crédito RT @amormaternal: Esto es atroz, dodot hace recomendaciones acerca de cómo pegar a niños de 12-36meses!!http://bit.ly/hnDMXs
Ni sé ni me parece importante si fui la primera o la quinta que retuiteó este tweet o similares, pero en pocas horas, tanto mi timeline como el de otros muchos usuarios se llenó de referencias a este artículo.
El artículo publicado en Dodot.es ya no está online, porque éste ha sido sustituido por un mensaje de disculpa (sin duda un interesante caso de análisis de gestión de la reputación on line, deformación profesional de mi trabajo en Overalia). Pero si alguien está interesado en leer el artículo completo, en el blog www.amormaternal.com está recogido en pantallazos.
Si no me equivoco, aunque esto empezó en «foros» de crianza y maternidad enseguida trascendió a otros. Mi sensación es que en «foros» de crianza (en gran mayoría padres y madres twitteros) muchos saltamos como leones y tigresas atacando a Dodot como, de alguna manera, defensor de la agresión a niños. Tras varias discusiones tanto on line como off line, llegué a la conclusión de que era evidente para todos la ambigüedad del texto, pero sin embargo la interpretación de esa ambiguedad podía ir de uno a otro extremo.
Yo estoy completamente segura de que si ese artículo lo hubiera leído hace 3 años, mi interpretación hubiera sido bien distinta. Para bien o para mal, lo leí la semana pasada y no pude evitar que me chirriara leer afirmaciones del tipo:
«Si crees que debes pegar a un niño para que se comporte, al menos reserva ese castigo para situaciones en que deseas lograr un impacto inmediato en él y mostrarle que esa conducta no sólo está prohibida, sino que también es peligrosa»
«Cualquiera que sea tu decisión respecto a pegar, asegúrate de que todos los miembros de la familia y la niñera estén de acuerdo en la forma en que aplicarán la disciplina»
Es fácil decir que un cachete no hace daño, que hasta ahora nos los han dado y no ha pasado nada (se los habrán dado a algunos, ¡claro!). Pero yo me paro a pensar en otras muchas cosas que antes se daba a los niños y ahora no se les da: tiempo, dedicación, cariño y atenciones las 24 horas del día… Y me da miedo pensar que la combinación de cosas que antes sí se daban (cachetes) con las que ahora no, sea la culpable de muchos problemas que se están viviendo con algunas generaciones de actuales adolescentes a lo que se les achaca falta de valores.
No carguemos todo sobre los niños «de hoy en día», ni sobre «los padres de ahora». Creo que estamos en una encrucijada en la que queremos hacer las cosas que se hacían bien antes en un marco social diferente. Sinceramente, opino que todo va a depender de prioridades que demos a cada cosa, y ahí cada familia decide.
Y por si había quedado alguna duda, estoy en contra de toda agresión física (véase cachete) a cualquier niño (véase persona).