Se avecinan cambios
Me pasé parte del mes de noviembre pidiendo que acabara, que estaba saturada con mil cosas, mil frentes, y no daba abasto. El lado bueno era que todo lo que me estaba pasando y colapsando la agenda eran cosas bonitas de las que gustan, de las que disfrutas, así que en el fondo, bendito mes de noviembre. Pero noviembre ya pasó y diciembre tiene la misma pinta, con novedades, ilusiones y ganas, gracias a las que por muy cansada que esté, saco fuerza hasta de donde no la hay.
Se avecina alguna novedad en el blog. Cambio estético. Os avisaré en cuanto pueda hacerlo público. No creo que sea un cambio radical porque la estética actual me encanta, pero por fin será algo mí0, personal y tengo muchísimas ganas porque además confío plenamente en las manos en las que he puesto este trabajo. Además quería pedir disculpas a los suscriptores al blog porque aún no realizado ningún envío avisando de las nuevas publicaciones. Permitidme que espere a tener el nuevo diseño para desarrollar un diseño del mail acorde con la nueva estética. Mientras tanto, a los que no os hayáis suscrito todavía, os recuerdo, que aquí mismo, en la parte derecha del blog, podéis dejar vuestra dirección de email y seréis los primeros en recibir los nuevos posts publicados o las novedades/avisos que se tercien.
Y así, con todo esto entre manos llegó y pasó mi último martes de radio de noviembre, sin publicar post y sin compartir el audio correspondiente. Y como dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, pues aquí está el post que tenía preparado para aquel 22 de noviembre de hace 3 semanas.
Niños y regalos
No queda nada para Navidad y quien más, quien menos o hace o recibe algún regalo o detalle en estas fechas. Pero cuando hablamos de niños, si el presupuesto disponible lo permite (incluso cuando no lo permite), tendemos a perder el norte. O al menos es lo que yo vivo en mi casa y lo que veo a mi alrededor. Incluso diría que a veces no es cuestión de presupuesto, sino de criterio.
¿Qué criterio seguimos el decidir y comprar los regalos? ¿Nuestro criterio, el del niño, una combinación de ambos, ninguno?
¿Y cuando entran en juego más miembros de la familia o amigos? Lo que debería ser algo positivo a veces nos lleva al caos, al exceso y al desmadre.
Un exceso de juguetes provoca en el niño una especie de empacho, saturación, que hace que no disfrute, que pierda la ilusión y además fomenta valores consumistas frente a valores de esfuerzo o la conciencia de lo que cuestan las cosas.
Según un estudio realizado por la consultora TNS para eBay, muchos niños reciben 10 veces más regalos de los que necesitan. Por eso para estas fiestas yo me he planteado un reto que me gustaría compartir por si a alguien le sirve. Me he ido a conceptos muy genéricos así que yo creo que pueden valerle a todo el mundo.
Mi reto
Planificar:
- Fijarnos en los intereses y en las peticiones de nuestros hijos durante todo el año e ir apuntando. Ver qué peticiones perduran en el tiempo, y cuales son efímeras o impulsivas. Y fijarnos en intereses que muchas veces no conllevan una petición explícita, pero que nosotros vemos que se puede complementar.
- En esa planificación hablar con los miembros de la familia que también vayan a participar: amigos, tíos, tías, aitonas, amonas… Y compartir con ellos nuestra lista, si no saben por dónde tirar. E incluso compartir las intenciones para equilibrar un poco las compras.
- No olvidarnos del pequeño comercio. En nuestras ciudades estamos rodeados de pequeñas tiendas en las que nos van a asesorar, explicar… Y en las que quizá encontremos tesoros que no encontremos en ningún otro lugar. Y aquí me mojo: Una mamá en las nubes, Pinpilinpauxa, MeitaiMaitie, Jugaia, BateauLune, Kinuma… Todas con tienda física, y también online, que os recomiendo encarecidamente.
Centrarme en:
- Prestar atención al enfoque del juguete. Evitar juguetes que encasillen, que excluyan. Evitar juguetes sexistas que hagan de la distinción un problema. Sospechemos de juguetes que por la razón que sean no permitan ser utilizados por niños y niñas indistintamente. Y por favor, liberémonos de prejuicios, nosotros, los adultos.
- Valorar más el juego que favorecen, que el juguete en sí. Cuanto más abierta sea la propuesta del juguete mejor.
- Materiales, edades a las que se dirige… Que permitan el juego en solitario, pero también con otros niños de mismas o diferentes edades.
- Por ejemplo, hay un juguete que está ahora de moda entre los que buscamos un poco este tipo de juegos más abiertos, menos estructurados. Y el un arcoiris de madera, en la que cada arco de color es una pieza. Es un juguete muy sencillo, pero da una gran variedad de opciones de juego, y yo creo que eso es lo que hace bueno a un juguete.
La regla de los 4 regalos (me he tomado la libertad de modificarla y la he dejado en 5):
- algo para leer, cuentos, ilustraciones
- algo que sirva para llevar (ropa, zapatos, complementos…)
- algo que realmente deseen y que esté a nuestro alcance
- algo que realmente necesiten
- algo para jugar en familia
Más allá de comprar:
Que la celebración de las fiestas y las vacaciones de navideñas no se centren única y exclusivamente en los regalos y en las compras. Crear, visitar, disfrutar, paseos, actividades, luces, cuentos, historias, abrazos, risas…
Y si queréis escuchar lo que hablamos, esto y más en Graffiti de Radio Euskadi (sobre niños, regalos y Navidad, a partir del punto 01:18:58):
Maider de Charlando en el Patio says
Bueno Eider, con este tema pinchas en hueso. Llevo años peleando con toda la familia que me rodea por el tema de los regalos, ya sean de navidad o de cumple. Con ADRAN (8 años) hemos conseguido hace ya unos añitos, que entienda el valor de las cosas y la importancia de un buen regalo frente a la abundancia de muchos malillos, por así decirlo. Y esa misma filosía estamos inculcando en LKN (4 años) SIn embargo la familia no entiende que haya paquetes en todas las casas, y qué les van a decir a sus propios hijos cuando no haya regalos para los primos? Cómo les explicarán ellos a sus hijos nuestra forma de ver la vida consumista? Y así, todos los años. Mis navidades empiezan en octubre cuando a una parte de mi familia le da por hacer los encargos a Olentzero en ese finde que ToysRus pone las ofertas. Es un tema que da par aun post más que para un comentario. Y que además hará que me vaya con la cabeza caliente a la cama.
Eider Fernández says
Ays, sé que este tema te toca la fibra. Lo que está claro que algunas personas ya no van a entrar en razón así que tú sigue trabajando, que tendrás los frutos :)
Gloria says
Por suerte en nuestra casa, en tema familias, no hemos tenido mucho problema, igual porque los dos somos muy directos, y siempre lo hemos dejado claro, lo que queriamos y no. Y nos han respetado.
Pero yo suelo tener una gran pena, y es que, a veces creo que no soy capaz de interpretar las ilusiones o lo que quieren mis hijos. Y tal vez compre lo que me hace ilusión a mi?
No se… pero compras algo que tienes pensado desde hace mucho, tal vez incluso te cuestre encontrar… (no tiene porque ser caro, ni nada…), y tienes una gran ilusión para que lo abran… y luego… para tu peque ha sido sin más, o no todo lo que esperabas que fuese…
Y creo que a veces, con tanto regalo, follon, mezcla de cosas… no son capaces de ver nada.
Y es una pena. Porque seguramenet eso mismo, otro día, a solas, en casa, tranquilos… hubiese sido un regalazo… y en navidades los regalos crean la mitad de la emoción que producirían el resto del año. A niños y a adultos!!!
Eider Fernández says
Kaixo Gloria,
Me siento muy identificada con lo que cuentas. Yo creo que como dices son días de tanto jaleo, nervios, expectativas… que realmente no están en el mejor momento para disfrutar lo que reciben; y si recibieran eso mismo, poco a poco o en días «normales» les sorprendería y sería, efectivamente, el regalazo. Aunque también es verdad que al final el tiempo es el que decide si ha sido o no un buen regalo, independientemente del primer impacto.
Nosotros este año hemos planificado de forma diferente el tema regalos, a ver que tal va. Ya os contaré.
Muxu eta eskerrik asko komentatzeagatik
Eider
Amakuyi says
Hace ya varios años que con 3 fieras en casa y por suerte familia extensa por ambas partes tuvimos que plantearnos sí o sí. Era un despropósito ver (estéticamente precioso eso sí) todo el suelo lleno de paquetes el dia 25 y ver cómo los crios sin prestar atención a nada se dedicaban a abrir por abrir. Como te digo…hace años que cada familia regala a sus peques 2 regalos máximo ( los libros y juegos de familia los solemos dejar para el detalle que siemore dejan los reyes) y entre los mayores nos hacemos un regalo a través del amigo invisible. Estoy contenta y orgullosa de cómo hemos ido gestionando estos años este tema a veces peliagudo….un abrazo. Te leo pero no suelo escribir pero este tema….me calienta jejeje…
Eider Fernández says
Kaixo Amaia, así es. Es increíble cómo debemos hacer un esfuerzo por hacer cosas «normales» porque sin darnos cuenta nos metemos en una vorágine que ni controlamos :( Yo estoy trabajando en ello, pero me cuesta, no creas. A veces veo que tienen una especie de obsesión por el momento regalo y luego pierden el interés en lo que contiene el regalo, casi a los pocos minutos de abrirlo.
Me hace mucha ilusión leer que me lees.
Mila esker!
Eider
Cecilia Simons says
Hola Eider, totalmente de acuerdo contigo. Cada año intento también comprar más conscientemente. Con los objetivos claros no es tan difícil. Se complica con la family y restringir a los aitonas el tema regalos jaja, Creo que voy a imprimir tu post y repartirlo a la family ;)
La regla de los 4 regalos está muy bien. Este año creo que te copio y la voy a aplicar
muxus
Eider Fernández says
Hola Cecilia, qué ilusión que te haya gustado el post. Si al menos vale para que nos lo planteemos, yo feliz! :) Muxu!